Búsqueda personalizada

La cita (1a parte)


Llegar a tiempo nunca había sido el fuerte de Augusto pero el aliciente de haber conseguido una cita con la bella asistente administrativa del 4º nivel era razón de sobra para hacer lo imposible para estar a tiempo en la cita acordada, aunque eso significara escabullirse del trabajo exactamente a la hora de salida (aunque a partir de esa hora era teóricamente libre de irse a su casa, en la práctica se arriesgaba a ser despedido ya que todos sus compañeros se iban mucho después de dicha hora), además, tenía que conseguir subirse al bus durante lo mejor de la hora pico y esperar que el camino estuviese libre de tráfico, si no fuese porque se arriesgaba a llegar sudado se iría caminando ya que la distancia entre su trabajo y el centro comercial en donde se ubicaba la pizzeria en la que habían acordado tener su cita no era muy largo, pero al fin y al cabo ella también tenia que tomar el mismo autobús por lo que de haber tráfico también llegaría tarde, así que lo mejor era hacer lo posible por lograr asiento en el autobús.

Ese día en particular, Augusto logró subirse al autobús y no encontró mayor tráfico sino hasta llegar al semáforo ubicado a media cuadra de la parada donde se tenía que bajar, pero  no había nada que hacer, ahí siempre hay un cuello de botella, porque en ese punto convergen varias rutas de buses y microbuses y a la hora pico también estaban los conductores que solamente querían llegar a su casa del trabajo, no obstante, no tardó mucho en librar ese obstáculo y llegar 10 minutos antes de la hora acordada, por lo que ocupó ese tiempo en ir a comprar una rosa blanca, pues es el color favorito de Linda (nombre de su cita), a las vendedoras que tienen su puesto a unos metros de la parada, ya que le quería probar que él era un caballero chapado a la antigua, de esos que se fijan en todos esos detalles románticos, una vez que consiguió la rosa perfecta volvió a la parada a esperar a su cita para que pudieran caminar juntos a la pizzeria elegida para su encuentro (después de darle la rosa, claro).


La entrada del centro comercial era el sitio convenido para encontrarse a las 6:15 P.M., aunque a esa hora la cantidad de personas y autobuses en transito es enorme, solamente una ruta de las muchas rutas de buses que llegan a ese lugar pasa también a una cuadra del lugar donde ambos trabajan, además, afortunadamente, ambos estaban usando el uniforme de la empresa para la cual trabajan por lo que reconocerse mutuamente en aquel mar de gente que iba y venía no fue problema, cuando se encontaron visualmente, ambos procedieron a acercarse y a saludarse:

- Hola Linda, permítame, le ayudo con esa bolsa.
- Hola, gracias Augusto, que caballero, es que llevo un encargo de mi mamá.
- ¿Esa rosa es para mí?
- Sí, es un pequeño detalle para usted.
- Ah, pero veo que aún no ha abierto sus pétalos.
- Sí, es para que dure un poco más.
- Gracias, que lindo, la voy a poner en la mesita de noche que está a la par de mi cama.
- Nos vamos, no quiero regresar tarde a mi casa porque se enoja mi mamá.

Acto seguido procedieron a caminar hacia la pizzeria de marca norteamericana que cuenta con una sucursal a tan solo unos pasos de la parada de autobús. Al llegar, lo primero que notaron fue una pequeña cola de un par de metros de clientes esperando poder entrar, al analizar la situación, Augusto se dio cuenta que esta era la primer prueba que tendría que superar si deseaba seguir viéndola, porque dependiendo de la forma en la que él manejara la situación, Linda tendría una idea de lo que podría esperar de él en una relación a largo plazo, si la manejaba correctamente sería el inicio de una excelente velada (y de una posible relación), caso contrario, la cita podría terminar antes de empezar y ella podría tomar sus cosas y mejor irse a cenar tranquila con su familia, por lo que respiró profundo y con toda la tranquilidad posible le dijo:

- Hay cola para entrar, pero no es muy larga, esperemos, no creo que tardemos mucho en entrar.

En el momento en que terminó la oración supo que lo había hecho bien porque Linda tranquilamente contestó:

- Esta bien.


Aunque él no era precisamente un experto en el arte de las citas, si conocía lo suficiente para saber que una de las peores cosas que podía hacer era quedarse callado, por lo que mentalmente comenzó a buscar un tema que le ayudara a evadir ese temible silencio, los candidatos comenzaron a presentarse uno por uno: El clima, podría comenzar una amena conversación sobre el calor que había hecho todo el día, no, mala idea, ellos pasan en aire acondicionado todo el día por lo que no sufren de calor, podría mejor expresar un cumplido por lo elegante que se ve en su uniforme, no, esa tampoco serviría, es tan solo la primera cita y expresar un cumplido podría verse como un acto de desesperación, además que un cumplido a su ropa tendría mejor efecto si ella misma hubiese podido elegir lo que se iba a poner, mejor preguntarle que tal había estado su día, pero, ¿En qué estaba pensando? Vaya manera de comenzar una cita, convirtiéndola en un evento laboral al preguntarle lo que había hecho en la oficina todo el día, de pronto, la gran solución, preguntarle que tal había estado su paseo en autobús, ese era un tema que no podría ser malinterpretado

- Y, ¿No le costó venir?
- No mucho, el bus iba bien lleno, pero no importa, a esta hora todos van así de llenos. ¿Tenía mucho de estarme esperando?
- No realmente, casi llegamos al mismo tiempo

Esta última parte era una mentira blanca porque él en realidad había llegado como 10 minutos antes pero no podía decirle que ocupo ese tiempo para ir a comprarle la rosa porque eso arruinaría el detalle, sería como si un mago revelara sus secretos y esta noche él debía procurar que fuese mágica para ella porque solamente así podría tener una oportunidad de conseguir una segunda cita y eventualmente una relación formal porque había algo en ella que lo hacía sentirse como un adolescente enamorado cuando estaba con ella, él no alcanzaba a descifrar exactamente qué era, pero se sentía totalmente atraído por ella.

De pronto, la fila comenzó a avanzar, afortunadamente iban a poder entrar al restaurante sin tener que esperar mucho, en el instante en que pasaron por la puerta de vidrio característica de los restaurantes de comida rápida, se les acercó una señorita vestida con el uniforme representativo de la franquicia a la que pertenecía la pizzeria y con una sonrisa digna de un comercial de televisión de esos en donde todos los clientes están comiendo su banquete con una sonrisa, les preguntó: ¿Mesa para dos? Él, como todo un sofisticado hombre de mundo, se apresura a contestar:

- Sí, por favor.

La anfitriona procedió a revisar su control de mesas disponibles (un dispositivo en forma de celular en su mano izquierda que revisaba utilizando una especie de "lápiz" negro con su mano derecha), cuando al parecer el artilugio electrónico le dió la respuesta, en su cara se asomó una duda y en un tono en el que casi se adivinaba que conocía la respuesta preguntó: ¿Esta bien una mesa con sillas? Él, tratando de cubrir con una pregunta capciosa, el hecho que no sabía de lo que estaba hablando, preguntó: ¿Pues de qué tipos tienen? Su pareja comprendiendo muy bien la situación le explicó:

- Es que hay dos tipos de mesas, las que tienen sillas "normales" que se pueden acomodar y las que que tienen forma de butaca, que estan fijas al piso y no se pueden mover.

Después se volteó hacia su anfitriona y le preguntó si tenía disponible mesa con butaca, a lo que esta le contestó que tendrían que esperar un momento y que los pondría en lista de espera, acto seguido preguntó a nombre de quién ponía la solicitud en el sistema, Augusto quería decir que a su nombre pero Linda podría interpretar eso como un acto de machismo por lo que no se animaba a decirlo, hasta que vio que Linda lo volteó a ver como dando su autorización para que pusiera su apellido, lo cual lo tranquilizó y procedió a decirlo:

- Pongala a nombre de Villeda.

Acto seguido, la encargada le dió a Augusto lo que parecía ser un beeper (y en efecto, lo era) y les dijo que cuando su mesa estuviera lista dicho dispositivo iba a vibrar para avisarles y que cuando lo hiciera por favor se acercaran para que los ubicaran en su mesa y que mientras tanto podían aguardar en la cómoda sala de espera ubicada convenientemente en la entrada del restaurante.



Continuará...

0 comentarios: