En esta oportunidad quisiera dedicar esta entrada del blog a uno de mis héroes personales: Albert Einstein, cuando se piensa en Einstein por lo general se viene a la mente una imagen como la siguiente:
Lo que la mayoría de personas desconoce es que más allá de ser un científico (exitoso por cierto) fue un ser humano con muchas facetas que poco o nada tenían que ver con la ciencia, en esta entrada del blog nos concentraremos en un lado poco conocido de Einstein, aquel que la cultura pop por alguna razón ha dejado por fuera: Su tenacidad.
Cimientos
En junio de 1905, en una revista científica alemana, poco conocida en ese momento, se publicaron 4 artículos de un joven y desconocido científico, entre dichos escritos se encontraba una teoría que estaba destinada a cambiar la forma de ver el mundo, su titulo: "Teoría general de la relatividad".
En este momento de nuestra historia, si alguien concluyera que eso fue todo lo que se necesitó para que ese señor, cuyo nombre ahora es sinónimo de inteligencia, entrara en el Olimpo científico, estaría cometiendo sin duda un gran error, puesto que dichas publicaciones no solo fueron recibidas con indiferencia por parte de los círculos intelectuales del momento, sino que su sola publicación fue todo un logro, posible únicamente debido al hecho que su contenido llego a manos de Max Planck (otro ilustre miembro de la élite científica de todos los tiempos) quien notó el potencial de las ideas de su autor (en ese momento empleado en una oficina de patentes).
Para el recuerdo: Albert Einstein junto a Max Planck
Ahora bien, la pregunta a contestar entonces es la siguiente: ¿Por qué esos artículos fueron recibidos con tal indiferencia? La respuesta esta formada por dos puntos:
1) Las ideas contenidas en dichos artículos iban en contra de lo que hasta ese momento era aceptado por la comunidad científica, debido a que por ejemplo, se estipulaba la naturaleza dual de la luz, de esta afirmación (para efectos del alcance de esta reseña) solo es necesario comprender que para la comunidad cientifica de la epoca, era equivalente a despojar a la luz de su pureza innata, de igual forma que las teorías de Darwin despojaban al hombre de su origen divino, por lo que no se iba a aceptar como válida solo porque si.
2) En el articulo se brindaban muchas ideas novedosas y revolucionarias pero faltaba un ingrediente fundamental en todo avance científico: Un experimento que verificara las predicciones hechas por sus teorías, en ese sentido, nuestro profesor era como un alumno que sin haber estudiado para el examen trata de sacarse 10 convenciendo al profesor que la suya es la versión correcta de los hechos.
En conclusion, Eisntein estaba proponiendo ideas "subversivas" y lo estaba haciendo sin una sola prueba concreta de lo que afirmaba, por lo cual fue castigado por la comunidad cientifica del momento.
Con la mira en las estrellas
Ante un recibimiento tan frio muchos hubiesen procedido a agachar la mirada y caminar hacia el rincon más olvidado de la historia, en cambio, nuestro benemérito profesor optó por ver las cosas de un modo distinto y en lugar de agachar su cabeza, la elevó y hasta lo más alto: Las estrellas.
Asi como Miguel Angel tiene su capilla Sixtina y Beethoven tiene su quinta sinfonia, Albert Einstein tiene el experimento que diseñó para probar sus teorías más allá de cualquier duda razonable, el merito del mismo radica no solo en el hecho de haber cortado de raíz cualquier argumento en contra de sus teorías, sino en la elegancia y sencillez de su planteamiento, y como prueba, a continuación resumo el contenido del mismo en formato de receta culinaria:
"Tome usted una estrella cuya ubicación en el firmamento sea fija y registre la misma en la noche y en el día, si el sol le resulta un inconveniente para realizar la medición diurna, espere al próximo eclipse solar, posteriormente compare sus datos, si nota una discrepancia, puede estar seguro que el culpable es el sol, en ese caso registre el valor de la diferencia encontrada y compárela con la predicha por sus fórmulas, si los valores coinciden, ya tendrá listo un banquete en el que el platillo principal será su reivindicación, aderezado con fama mundial"
Manos a la obra
Una vez concebido, el próximo paso era poner en práctica su experimento, para ello el primer punto en la lista de prioridades era encontrar un eclipse de sol, tomando en cuenta que los eclipses sólo son visibles en un área de la tierra (equivalente al ancho de la sombra proyectada por la luna) y que los mismos solo ocurren cada cierto tiempo, el primer paso sería determinar la fecha y ubicación del próximo eclipse solar, dichas coordenadas espacio-temporales resultaron ser el 21 de agosto de 1914 en Crimea, Rusia.
Además de encontrar el eclipse, existía otro punto clave en el experimento propuesto, en el mismo era necesario determinar la posición de una estrella en el firmamento, por lo que necesitaba de la cooperación de la comunidad internacional de astrónomos, es por ello que en 1912 publica los resultados que espera obtener de su experimento y hace un llamado a los astrónomos del mundo para que se unan a su causa, pero al igual que con sus publicaciones de 1905, obtuvo por respuesta un arrollador silencio, todo indicaba que los astrónomos habían optado por permanecer sordos, ciegos y mudos al llamado.
No obstante, al igual que con la publicación de 1905, su llamado atrajo la atención de una persona, un joven astrónomo llamado Erwing Finlay Freundlich, quien estuvo interesado en realizar el experimento y para ello se aplico a fondo para encontrar la mejor forma para realizar la medición requerida por Einstein (recuérdese que era 1914), adicionalmente colaboró con Einstein para conseguir los fondos requeridos para realizar su aventura.
Con todo solucionado: Fondos, metodología del experimento, técnica para realizar las mediciones, experto astrónomo como parte de su equipo y destino fijado con anticipación, solo quedaba preparar maletas e ir en busca del destino... en la Rusia de 1914.
Un científico en el campo de batalla
El viaje del equipo Einstein-Freundlich comenzó en Berlin en 1914, pero se toparon con un problema para el cual no estaba preparados: El inicio de la primera guerra mundial.
En los días en que el equipo ya había iniciado su viaje a Crimea, ocurrió el asesinato del Archiduque Fernando de Austria lo que sería el detonante para el inicio de la primera guerra mundial, dos de las naciones involucradas en el conflicto eran Alemania y Rusia (y no precisamente como aliados), y en los días previos al desarrollo de la tecnología de las comunicaciones, no fue posible poner sobre aviso a los científicos, por lo que Einstein siendo alemán por nacimiento no fue recibido con los brazos abiertos por los soldados rusos quienes lo tomaron como prisionero junto a su astrónomo acompañante y decomisaron el equipo que los expedicionarios habían llevado para llevar a cabo su experimento, Einstein fue puesto en libertad por su ciudadanía Suiza (años antes de su viaje a Rusia, se nacionalizó Suizo), pero Freundlich no tuvo la misma suerte.
"Sólo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez
humana, y no estoy seguro de lo primero" A. Einstein
Los ajustes finales
Aunque el incidente con los rusos arruinó sus planes de realizar su experimento durante el eclipse de 1914 (tan cerca y tan lejos), y que la guerra supuso una demora de 4 años de cualquier intento de repetirlo, Einstein nunca perdió de vista su objetivo y utilizó este período para preparar el camino para su entrada triunfal en los anales de la historia, ya que entre 1914 y 1918 (además de oponerse a la guerra) Einstein hizo una revisión de sus formulas y encontró un error en las mismas, el cual debía ser corregido antes de repetir el experimento, consecuentemente de haber completado el experimento en 1914, sus cálculos no hubiesen coincidido con las mediciones obtenidas, desacreditando definitivamente a su autor; retomando una de sus frases celebres: "Si mi teoría de la relatvidad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero si no, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes que soy judio".
Para 1915 Einstein había terminado de hacer los ajustes requeridos y la teoría de la relatividad había quedado completa, por lo que, así como un auto recién salido del taller es llevado a dar una vuelta para verificar que sus reparaciones han sido hechas a conciencia, era necesario encontrar una forma de poner a prueba los cambios hechos a la teoría antes de repetir el experimento...
El caso Newton vrs. Einstein
Hay un dicho popular que dice: "La excepción hace la regla", en el campo de la física, en ese momento existía una "anomalía" en las estrellas, que no habia podido ser explicada a satisfaccion (ni siquiera por la ley de gravedad de Isaac Newton) y es que uno de los planetas del sistema solar, específicamente, "Mercurio" presentaba desde hacia demasiado tiempo ya una anormalidad en su trayectoria alrededor del sol (el principal sospechoso es ubicado nuevamente en la escena del crimen).
Si la discrepancia hubiese sido abordada en un juicio, el cargo contra Mercurio hubiese sido el violar la ley de gravedad impune y repetidamente e Isaac Newton hubiese sido el fiscal (o parte acusadora) a cargo de comprobar su culpabilidad y el abogado defensor, por su puesto, Albert Einstein (no se puede negar que el acusado se consiguió un abogado muy inteligente); los debates se llevaron a cabo en la Academia de ciencias de Prusia en donde Einstein fue invitado a dar una serie charlas sobre su teoría de la relatividad, la ultima de las mismas tendría lugar el 25 de noviembre de 1915, en la misma el científico presentaría las ecuaciones correspondientes a su teoría de la relatividad tal y como se conocen actualmente.
Las pruebas presentadas por Einstein fueron concluyentes, su defendido no estaba violando la ley de gravedad, sino que estaba obedeciendo una ley más amplia que de hecho incluye a la formulada por Isaac Newton, en suma, estaba obedeciendo los lineamientos establecidos en la teoría de la relatividad de Einstein. El planeta Mercurio, fue nombrado en honor a Mercurio (el mensajero de los dioses), quien según cuenta la leyenda estaba provisto de alas en los pies, las que brindaban una gran velocidad, en este caso Mercurio había utilizado esta velocidad para escapar del alcance de Isaac Newton.
Mercurio, el mensajero de los dioses
El eclipse que iluminó a una estrella
Después de lograr un arrollador triunfo a nivel intelectual, sobre el hasta ese momento invicto Isaac Newton y con la primera guerra mundial ya finalizada, era el momento de repetir su truncado experimento de 1914.
El primer eclipse a presentarse finalizada la primera guerra mundial, tuvo lugar en el año de 1919 en las costas de África Occidental. Esta vez, Einstein contó con el apoyo de Arthur Eddington (Director del observatorio de la Universidad de Cambridge), quien realizo el viaje al sitio del eclipse, desafortunadamente Einstein no pudo formar parte de esta expedición debido a que a los científicos alemanes no se les permitía salir de Alemania finalizada la guerra. Después de sortear no pocos inconvenientes, Eddington logro tomar las fotos requeridas para realizar las mediciones que serían comparadas contra los valores predichos por las formulas de Einstein.
El 6 de noviembre de 1919, Eddington se presenta ante la Real Sociedad Astronómica (fundada nada más y nada menos que por Isaac Newton) y ante el busto de su fundador, anuncia de forma categoría el resultado de su expedicion: Albert Einstein tenia razón.
Los resultados obtenidos durante el eclipse de 1919, otorgarían la razón a las predicciones hechas por las ecuaciones de la teoría de la relatividad de Einstein, lo cual lo elevaría al estatus de genio mundial indiscutido y le otorgaría fama tanto en el mundo intelectual como en el no intelectual.
Durante la siguiente década, se repetiría el experimento que llevó a la fama a nuestro profesor, obteniéndose en cada instancia el mismo resultado que el del realizado en 1919, lo cual acabaría con los últimos residuos de oposición a la teoría de la relatividad y sería la piedra final en el monumento a la inmortalidad de su autor.
Revista mensual de ciencia de 1929
Para finalizar nuestro recorrido por el camino transitado por Einstein hacia el reconocimiento mundial, deseo compartir con ustedes esta fotografía, y tomar prestada nuevamente una de sus frases celebres: "Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad".
Nota:
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A continuación algunas de las fuentes en Internet consultadas para la elaboración de esta reseña: